dilluns, 6 de març del 2017

La enseñanza en valenciano



La enseñanza en valenciano (versión en castellano)

12 / 09 / 2016 AMADEU SANZ
Informe 2016 - STEPV

1. Introducción

En 2011, STEPV publicó el informe “Del obstáculo a la involución” sobre el estado del valenciano en la enseñanza. En aquel informe constatábamos que, a pesar de los años transcurridos desde la promulgación de la la Ley de Uso y Enseñanza del Valenciano (LUEV), los avances hacia la normalización del valenciano habían sido desesperadamente lentos, a pesar de la existencia de una creciente demanda en la sociedad.
El informe, además, demostraba el desequilibrio con que se aplica la ley en función del territorio, de la titularidad pública o privada de los centros, y el salto problemático entre etapas educativas. El sur del País Valencià, los centros privados y las últimas etapas educativas –la ESO, el Bachillerato y los Ciclos Formativos– eran verdaderos agujeros negros que rompían la continuidad de la aplicación de la ley.
Ahora, en 2016, el Sindicato ha querido actualizar sus conclusiones, y no se ha encontrado con buenas noticias. En 2011, un 29% del alumnado recibía la enseñanza en valenciano. En 2014, según el MEC, lo hacía un 30%. Si formulamos el modesto objetivo de llegar a un 50%, al ritmo actual, con un avance del 0,25% anual, lo haríamos en 2094.
La política de trabas practicada por el gobierno del PP en sus últimos años ha sido exitosa en su propósito de laminar el valenciano en la enseñanza: el decreto de plurilingüismo que desactivaba lo que había tenido un cierto éxito en la época anterior –los programas de enseñanza en valenciano y de inmersión–, el cierre de unidades en valenciano y la no autorización de nuevas, el nulo interés en avanzar en los ciclos formativos y el bachillerato, y el fomento de la red privada –nada comprometida con la lengua–, los recortes en ayudas a la normalización, o la reducción del número de asesores y asesoras han sido acciones de gobierno partidistas contra la lengua de los valencianos.
La constitución de un nuevo gobierno progresista a partir de las elecciones de 2015, comprometido con la causa de revitalizar el vigor social de la lengua, es una ventana de oportunidad que, de ninguna forma, podemos dejar pasar. El gobierno valenciano, con un amplio apoyo de las organizaciones sociales que están implicadas, tiene que actuar con determinación para generar una dinámica de recuperación del valenciano.
Hace cinco años, el Sindicato subrayaba el carácter decisivo del momento para el futuro de la lengua en el ámbito educativo. Ahora nos jugamos el futuro de la lengua en todos los ámbitos: en los territorios abandonados a su suerte, en el ámbito de la enseñanza y de la empresa privada, –que se resisten a asumir la responsabilidad social que los corresponde–, y en el ámbito de la lengua, de la ciencia, el conocimiento y la empleabilidad.
La LUEV ha sido un instrumento inútil en la normalización del valenciano y, en algunos casos, ha imposibilitado que casi tres generaciones de valencianas y valencianos aprendieran el valenciano en su tránsito por el sistema educativo. Continúa siendo dolorosamente cierto lo que decíamos en 2011:“Dificilmente encontraríamos una persona que se haya podido escolarizar en valenciano desde los 3 años hasta acabar un ciclo formativo o una carrera universitaria”. No podemos demorarnos ya más y ya no es tiempo de dudas ni de una prudencia que esclerotitze el movimiento. La normalización, como montar en bicicleta, supone avanzar constantemente. La alternativa, ya lo sabéis, es la caída.

2. Objetivos

Este informe se propone:
  • Unificar los datos oficiales elaborados y/o hechos públicos desde varios organismos e instituciones, para poder tener una visión rigurosa y lo más completa posible del grado de cumplimiento de la LUEV en el sistema educativo.
  • Denunciar la opacidad con que la administración valenciana ha tratado este tema. No conocemos ni un solo informe, ni una sola valoración rigurosa y completa, ni una sola evaluación hecha por la consejería de Educación sobre el valenciano en la enseñanza en los últimos 34 años. Mientras tanto, se han promovido frívolamente cambios de legislación y de organización del sistema educativo, como el Decreto de Plurilingüismo de 2012, sin compartir con la comunidad educativa ni los datos, ni los análisis.
  • Evaluar, a partir del análisis de los datos, la realidad objetiva del sistema para detectar las carencias y desviaciones.
  • Sacar conclusiones que nos permitan entender la situación y reorientarla.
  • Proponer las medidas y las acciones que nos permiten avanzar en los objetivos que marca la ley. Intentar reconstruir el sistema educativo y contener la actual situación de desigualdad y desequilibrio.

3. Situación de la enseñanza en valenciano

El sistema educativo valenciano se ha caracterizado desde la LUEV por la existencia de diferentes programas de educación bilingüe: el Programa de Incorporación Progresiva (PIP), el Programa de Inmersión Lingüística (PIL) y el Programa de Enseñanza en Valenciano (PEV). El PIP tiene como lengua base de aprendizaje el castellano e incluye el área de Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural a Primaria y dos áreas no lingüísticas en la ESO en valenciano. El PIL se caracteriza para tener el valenciano como lengua vehicular en la mayor parte de áreas no lingüísticas. El PEV tiene el valenciano como lengua base de aprendizaje. Pero, además, en el territorio de predominio lingüístico castellano, el alumnado puede solicitar la exención de la asignatura de Valenciano y la aplicación de los programas de educación bilingüe parte de la voluntad previamente manifestada por las familias y de las posibilidades organizativas del centro.
Desde 1998, ha habido también intentos, como por ejemplo el Programa de Educación Bilingüe Enriquecido (PEBE), de incorporación temprana de una lengua extranjera como lengua vehicular desde el primer ciclo de primaria.
Ahora bien, el 2012 el gobierno del PP publicó el Decreto 127/2012 por el cual se regula el plurilingüismo en la enseñanza no universitaria, que establece dos programas nuevos que sustituyen los anteriores: el Programa Plurilingüe de Enseñanza en Valenciano (PPEV), en que la lengua base para la enseñanza es el valenciano, y el Programa Plurilingüe de Enseñanza en Castellano (PPEC), en que la lengua base para la enseñanza es el castellano. Los dos programas lingüísticos se caracterizan por la enseñanza de contenidos curriculares en valenciano, en castellano y en inglés, aunque también pueden incorporar otras lenguas extranjeras.
Podemos avanzar que la implantación en la etapa de Infantil de estos nuevos programas no ha tenido ninguna repercusión positiva para la enseñanza en valenciano (véase Cuadro 1.1 en p. 7).
Este decreto de plurilingüismo atenta contra el valenciano: desaparece la inmersión lingüística, la posibilidad de cursar íntegramente los estudios en valenciano, puesto que los dos nuevos programas exigen la presencia en el currículum de áreas, materias o módulos impartidos en valenciano y en castellano, independientemente de la lengua base del programa plurilingüe que se aplique. Así, además de las áreas o materias lingüísticas, se imparte al menos una más en la lengua que no es la base del programa. Esto ha supuesto un retroceso en la enseñanza en valenciano, con la excusa de incorporar la enseñanza en lengua extranjera pero, además, la administración planteó un falso dilema a abrir una batalla sin sentido: inglés contra valenciano, castellano contra valenciano. Se recorta y dificulta la enseñanza en la lengua propia del País Valencià.
  • En este informe, hemos agrupado los diferentes programas lingüísticos que ahora conviven en las denominaciones de la lengua vehicular que los justifica. Así, hablamos de enseñanza en valenciano para referirnos a los PEV, PIL y PPEV. Y hablamos de enseñanza en castellano para referirnos al PIP y PPEC.

3.1. La triple fragmentación del sistema educativo valenciano

En 2016, no podemos sino repetir aquello que decíamos al 2011: “Un análisis de la aplicación de la LUEV que alcanzó la totalidad del sistema educativo, muestra la lentísima aplicación de la ley y el escaso crecimiento del alumnado en valenciano. Así mismo, se hace evidente que las políticas que ha aplicado el gobierno valenciano desde el año 1995 han consolidado fuertes desequilibrios entre los tramos educativos, entre centros públicos y privados, y entre territorios. Resumiendo: cuanto más hacia el sur del territorio, menos valenciano; cuanto más edad tiene el alumnado, menos valenciano; cuanto más enseñanza concertada, pagado con dinero público, menos valenciano. A estas alturas podemos concluir que nuestro sistema educativo es un sistema fragmentado que, por lo tanto, no cumple con el propósito de nivelar desigualdades.
El alumnado escolarizado en programas de enseñanza en valenciano (PEV y PIL, más los nuevos PPEV), representa un 30,3% del total del alumnado, frente al 29% en 2011; mientras que el alumnado escolarizado en los programas de incorporación progresiva (PIP) y el programa plurilingüe en castellano (PPEC) representa el 69,7% (el 71% en 2011), un 57,3% en zonas de predominio lingüístico valenciano, y un 12,4% de las zonas de predominio lingüístico castellano, en las cuales el valenciano sólo se imparte como asignatura.
  • Unos 3 de cada 10 alumnos se escolarizan en programas de enseñanza en valenciano.
  • Casi 6 de cada 10 alumnos se escolarizan en programas que incorporan alguna asignatura en valenciano.
  • Poco más de un alumno de cada 10 sólo estudian el valenciano como asignatura.
    La administración no sólo no asegura la continuidad de los programas de enseñanza en valenciano entre las diferentes etapas educativas, sino que los hace desaparecer a medida que el alumnado avanza en su escolarización.

Fragmentación entre etapas educativas

Un 36,3% del alumnado en infantil se acoge en programas de enseñanza en valenciano, un 37,1% en primaria, y un 32,4% continúa haciéndolo en ESO. En bachillerato un 18,3% tendrá la suerte y seguirá la escolarización en valenciano, mientras que sólo un 1,6% lo podrá hacer en formación profesional. La educación especial sólo atiende un 17,8% de alumnado en valenciano, el PQPI un 5,5% y no hay ningún alumno en bachillerato a distancia.
Para destacar un aspecto positivo de la evolución, observamos que el alumnado que sólo cursa la asignatura de valenciano, baja un 4,4% en los últimos cinco años.
Mientras que en las etapas obligatorias la proporción de alumnado que puede estudiar en valenciano está por encima de 3 de cada 10, al pasar al bachillerato sólo quedará 1 de cada 10, que desaparecerá finalmente, y se convertirá en ningún si elige ciclos formativos. El camino no puede ser más decepcionante. Cuanto más edad tiene el alumnado, más menguan sus oportunidades de estudiar en valenciano: de 3 a 0.

La ciudad de Valencia

València ciudad, con 786.189 habitantes según el padrón de 2015, representa casi un 20% de la población residente en las zonas de predominio lingüístico valenciano y es, también, el núcleo más importante de población escolarizada. El análisis de las cifras de la capital, que lidera tendencias y dinámicas sociales que se proyectan al resto del país, es sintomática del estado de la cuestión. Lo que se desprende, a pesar de una leve mejora respecto a 2011, es sumamente preocupante. València se desvía 15 puntos (era un 21% hace cinco años) de la media para todo el sistema, que es de un 30,3%.
  • De 10 niñas y niños que empiezan con 3 años, se escolarizan en valenciano 1,5, que llegan hasta los 2 en la ESO. Al pasar a bachillerato se pierde 1; si opta por un ciclo formativo, tendrá que renunciar a la lengua.
  • El porcentaje sobre el total del alumnado escolarizado en valenciano cae 15 puntos para la capital del País Valencià. Esto supone una mejora respecto a 2011, cuando la diferencia era de casi 21 puntos. Aun así, el porcentaje de alumnado escolarizado en valenciano a lo largo de todos los tramos educativos llega sólo al 9,8%: esto son 17.250 alumnos de un total de 131.821.

Fragmentación entre la red pública y la privada

La doble red pública/privada para la enseñanza en valenciano está totalmente consolidada. Sólo un 6,5% (6,3% en 2011) del alumnado que estudia en valenciano lo hace en la red privada, frente a un 93,4% (93% en 2011) que lo hace en centros públicos. Es decir, no llega a uno de cada diez que lo hace en la red privada.
Es un hecho que el gasto público destinado a financiar las enseñanzas en centros de titularidad privada a través del régimen de conciertos ha aumentado considerablemente. Según el INE, desde el año 2000 hasta el 2013, este gasto ha crecido, de manera constante, alrededor de un 161% al País Valencià.
Con el propósito declarado por la administración educativa del PP, “de equilibrar” la oferta educativa privada y pública, la financiación a la concertada ha tenido un crecimiento significativamente superior al que ha experimentado el gasto público educativo.
En cambio, el porcentaje de alumnado escolarizado en valenciano en la totalidad de la enseñanza no universitaria aumenta en la pública y disminuye en la concertada. El año 1998, el porcentaje de alumnado escolarizado en valenciano en la privada concertada era un 7,9%, mientras que en 2014 se ha quedado en un 6,5%.
Se debe tener en cuenta que de cada 10 alumnos de todo el sistema educativo valenciano, 7 se escolarizan en la red pública y 3 lo hacen en la privada. Esto supone que una cantidad importante de alumnado queda prácticamente al margen de los programas en valenciano. El alumnado escolarizado en la red privada concertada se situaba en el 33% en el curso 2014–2015, de un total de 857.411 alumnos. Es decir, la privada concertada, que recibe fondos públicos para escolarizar 283.689 alumnos, abandona una de las responsabilidades a que la compromete el marco legal del sistema educativo, como es el de la promoción del valenciano como lengua de la enseñanza.

Fragmentación entre territorios

La población valenciana se concentra mayoritariamente en los territorios de València y Alacant y, a una gran distancia, se sitúa Castelló. En cuanto al alumnado, la distribución global de todo el sistema, según datos del curso 2015/16, queda así:
  • De cada 10 alumnos escolarizados en todo el sistema, 5 se ubican en la demarcación de Valància, casi 4 en la de Alacant y sólo 1 en la de Castelló.
  • De los 5 escolarizados en València, sólo 2 estudian en valenciano, cosa que representa un 38,88%. En Alacant, sólo un 9,31% lo hace en valenciano. Castelló, con una incidencia mínima sobre la globalidad del alumnado, es la que escolariza en valenciano un mayor porcentaje, de su población, un 70%.
  • Los y las alumnas escolarizadas en Castelló sólo son 81.468, mientras que València escolariza 350.802 y Alacant, 231.923. Los 57.388 niños y niñas de las comarcas de Castelló que este año se escolarizan en valenciano, si bien representan un porcentaje alto, no dejan de ser muy poca cosa ante los casi 582.869 del resto de territorio.
    El alumnado que se escolariza en valenciano crece, pero lo hace lentamente: en veinte años el crecimiento ha sido sólo de un 28%. El curso 2010/11, el porcentaje de alumnado que estudiaba en valenciano representaba un 29% sobre el total, mientras que en el curso 2015/16, la media es del 38%, según los datos de Conselleria.

3.3. La catalogación de los puestos de trabajo en los centros educativos

Se catalogan en valenciano los puestos de trabajo y se requiere que el profesorado tenga los conocimientos lingüísticos adecuados de las dos lenguas, valenciano y castellano, para garantizar los mandamientos de la LUEV y todas las normativas de despliegue, así como los objetivos de las normativas educativas en cuanto al conocimiento de las dos lenguas oficiales en igualdad de condiciones por parte del alumnado.
En 1997 se catalogaron como bilingües todos los puestos de trabajo de los colegios públicos de infantil y primaria, con ocasión de la adscripción del profesorado del cuerpo de maestros a los nuevos puestos de trabajo resultantes de la aplicación del nuevo sistema educativo ordenado por la LOGSE.
En el acuerdo de plantillas de secundaria de 1999, firmado por la totalidad de los sindicatos de Mesa sectorial de Educación, la Conselleria se comprometió a catalogar los puestos de trabajo de secundaria, hecho que no tuvo lugar hasta la publicación de la Orden 90/2013.
Desde 2002, el profesorado que ha entrado al sistema educativo por concurso-oposición lo ha hecho con el requisito lingüístico. El Decreto 62/2002 establece la acreditación de los conocimientos lingüísticos de los dos idiomas cooficiales para el acceso y la provisión de lugares en la función pública docente no universitaria. Por lo tanto, a partir de este momento en las convocatorias de oposiciones hay que acreditar “un conocimiento adecuado” de ambas lenguas.
La catalogación de los puestos de trabajo de secundaria tiene que garantizar la continuidad de la enseñanza en valenciano de miles de alumnos de primaria al acceder a la enseñanza secundaria. En los últimos años más de 90.000 alumnos no han podido hacerlo.
La Orden 90/2013 cataloga en valenciano todos los puestos de trabajo del cuerpo de maestros, profesorado técnico de formación profesional, profesorado y catedráticos de enseñanza secundaria en centros docentes públicos; los puestos de trabajo de funcionarios del cuerpo de inspectores de educación y los funcionarios del cuerpo de inspectores al servicio de la administración educativa; los puestos de trabajo en servicios o unidades de apoyo escolar y educativo públicos.
Desde el 9 de noviembre de 2013 están catalogados todos los puestos de trabajo contemplados en la orden. Ahora bien, hasta el 1 de septiembre de 2017 no tendrá efectos reales la catalogación de puestos de trabajo.
En cuanto al profesorado, los últimos datos sobre la capacitación demuestran que la mayoría del profesorado, tanto funcionario de carrera como interino, tiene la capacitación lingüística requerida para atender la demanda de enseñanza en valenciano. Aun así, la Conselleria tendría que hacer un esfuerzo para formar en valenciano el profesorado que todavía no tiene la titulación requerida.
Quedan pendientes de catalogación los puestos de trabajo de las enseñanzas artísticas: conservatorios elementales, profesionales y superiores de música y danza, escuelas de arte y superiores de diseño y cerámica y escuela superior de arte dramático. Actualmente, pues, no es posible la continuidad de la enseñanza en valenciano del alumnado que quiere cursar enseñanzas artísticas. La administración tendría que asegurar la enseñanza en valenciano del alumnado en todas las enseñanzas.

3.4. La enseñanza en valenciano en las poblaciones de más de 35.000 habitantes

De los poco menos de 5 millones de habitantes del País Valencià –4.980.689 habitantes, según el padrón de 2015–, las poblaciones con más de 35.000 habitantes representan el 44,9% –2.239.215 habitantes– de la población del país. La importancia, por lo tanto, del peso demográfico de estas ciudades es un índice y un síntoma de las dificultades que encuentra la lengua para asentarse como vehículo normal del conocimiento y la comunicación. Además, los núcleos de población ejercen un efecto gravitacional de dinámicas y estrategias sociales sobre todo el territorio del cual son referente.
Si consideramos las etapas de infantil y del bachillerato, las etapas que indican la entrada y la salida en la enseñanza no universitaria, podemos hacernos una idea del tránsito de la lengua a través del sistema educativo. Según los datos, de las 17 ciudades valencianas con más de 35.000 habitantes, sólo 6 tienen más alumnado en valenciano que en castellano en infantil: dos en Castelló (Castelló y Vila–real), tres en València (Alzira, Gandia y Mislata) y una en Alacant (Dénia). En bachillerato no hay ninguno, y sólo Vila-real parece resistir el impulso, con un 46,1%. Le sigue Sagunt, con un 30,4%.
En las ciudades de más de 35.000 habitantes la media de alumnado que estudia en valenciano en infantil es del 40,4%. Hay 10 poblaciones por debajo de esta cifra: cinco en València (València, Paterna, Burjassot, Torrent y Ontinyent) y 5 en Alacant (Alacant, Elx, Benidorm, Alcoi y Sant Vicent del Raspeig). En bachillerato, con un porcentaje global del 14%, hay 5 poblaciones que tienen menos alumnado en valenciano respecto a la media del País Valenciano (Alcoi, València, Elx, Torrent y Gandia) y 5 más que no tienen ningún alumno (Alacant, Paterna, Benidorm y Mislata).
Por titularidad del centro, se constata nuevamente el desequilibrio de la oferta entre la pública y la privada. Mientras que en todas las poblaciones siempre hay oferta pública de grupos en valenciano, en la privada no. En infantil, hay 9 poblaciones, de las 17 estudiadas, que no ofrecen ningún grupo en valenciano en los centros concertados: seis en València (Sagunt, Paterna, Mislata, Alzira, Burjassot y Ontinyent) y tres en Alacant (Elx, Benidorm y Sant Vicent del Raspeig). Es remarcable que en Dénia, Gandia y, en menor medida, Vila-real, la red privada mantiene un nivel de escolarización en valenciano, en la etapa de infantil, comparable al de la red pública. Y, a veces, supera el nivel de lugares tan emblemáticos como la ciudad de València, el cap i casal.
En bachillerato, no hay ningún centro concertado que tenga oferta de enseñanza en valenciano para las ciudades estudiadas. En un contexto en que la red concertada reivindica sus valores frente en la red pública, estas cifras parecen indicativas de su grado de compromiso con una sociedad que las sostiene y financia.
El alumnado escolarizado en valenciano en los centros públicos de estas poblaciones llega al 48,4% en infantil y al 11,3% en bachillerato, mientras que en los centros concertados, sólo al 6,6% y al 0%, respectivamente.
Por etapas, también se observa un aumento del alumnado en valenciano en infantil respecto al informe de 2011, lo que es indicativo de que hay una demanda creciente de enseñanza en valenciano. Esta demanda social se va frustrando conforme el alumnado avanza en las diferentes etapas del sistema educativo, conforme nos desplazamos de norte a sur, y conforme nos trasladamos de la red pública a la privada.
En cuanto a los territorios, en Alacant, el estudio de las principales ciudades muestra el crecimiento, pero también la desatención. Las dos ciudades más importantes del País Valencià, después de València, están situadas en las comarcas del sur: Alacant y Elx. Su situación se encuentra bajo mínimos por el que hace la enseñanza en valenciano.
Se mantiene, por lo tanto, el triple desequilibrio que se observa para todo el sistema entre pública y privada, entre territorios y entre etapas.
Las constantes del análisis las podemos resumir en:
  • La planificación del crecimiento de grupos no existe: cada ciudad tiene su propio porcentaje. No hay un paralelismo entre el uso social del valenciano y la oferta en enseñanza (casos como Alcoi, Ontinyent, Alzira o Dénia, por ejemplo).
  • La constante, pero, muestra que al llegar a las últimas etapas se ha perdido alumnado en valenciano. Esto se vuelve dramático cuando llegamos al bachillerato
  • La red privada no asume la parte que le corresponde, salvo casos excepcionales, sobre todo en las grandes ciudades.

Las grandes ciudades de Alacant

Cinco de las ciudades con más de 35.000 habitantes están en Alacant, entre ellas, la segunda y la tercera capitales del País Valencià en cuanto a número de habitantes: Alacant y Elx. Las cinco se encuentran en territorio valencianoparlante y, como es constante en casi todas ellas, la situación del valenciano en la enseñanza se encuentra bajo mínimos, con una presencia poco más que testimonial en las etapas de infantil y primaria. A partir de aquí, avanzan hacia la nada, que culmina con la extinción del valenciano como lengua de la enseñanza al llegar al bachillerato.
Destacamos, por motivos opuestos, la situación en ciudades como Alcoi y Dénia: la capital de l’Alcoià, una de las comarcas emblemáticas del país por la defensa de la lengua, sigue un ritmo de desvalencianitzación en todas las etapas, hasta llegar a un testimonial 13,2% de alumnado que estudia el bachillerato en valenciano. Dénia, que es una de las excepciones en cuanto al equilibrio entre las redes privada y pública, mantiene un nivel bastante digno en las etapas obligatorias, pero no escapa a la derrota cuando llegamos al bachillerato, con sólo un 20,3% del alumnado que puede estudiar en valenciano.

Las grandes ciudades de Castelló

Castelló es el territorio del País con un grado más alto de normalidad. El valenciano es la lengua mayoritaria de la enseñanza en las ciudades con más de 35.000 habitantes, Vila-real y Castelló, al menos hasta la ESO. Sin embargo, tampoco puede evitar el bandazo que supone el bachillerato donde, como en el resto del País Valencià, vuelve a prevalecer la enseñanza en castellano. Aun así, en la ciudad de Vila-real todavía se mantiene un cierto equilibrio entre las dos lenguas. No pasa esto en Castelló, que sigue el camino de las otras grandes capitales, con una presencia casi testimonial en el bachillerato.

Las grandes ciudades de València

El territorio de València ejemplifica, como ningún otro, las paradojas de la ausencia de sistema y de planificación en la extensión del valenciano en la enseñanza en estos casi 35 años de LUEV. Tenemos una capital que muestra unas magnitudes y una tendencia al abandono progresivo de la lengua parecidas a las de las capitales del sur. A su lado, contamos con los casos de Alzira o Sagunt, con niveles dignísimos de escolarización en valenciano hasta llegar al bachillerato, o los de Mislata y Gandia, que sufren un corte radical, y difícilmente comprensible, en el paso de la secundaria obligatoria al bachillerato. Parece que la suerte del valenciano en la enseñanza en los diferentes territorios depende, sobre todo, del compromiso y la determinación de unas comunidades educativas –padres y madres, alumnado y profesorado. El impulso de este compromiso llega hasta la secundaria, en el mejor de los casos, y pierde buena parte de su fuerza cuando llega, de nuevo, al bachillerato.
El caso de la capital del País Valencià es especialmente lamentable, en cuanto que espejo en el cual se miran todos los territorios. Y en la capital no es un factor menor el impacto de una amplia oferta de conciertos educativos, poco o nada comprometidos con la lengua de los y las valencianas. Un ejemplo de la debilidad de la oferta de enseñanza en valenciano es el centro histórico, donde sólo hay una escuela pública, con una única línea en valenciano.

Valoración de la situación de la enseñanza en valenciano

Durante los últimos años, a pesar de que el crecimiento del valenciano ha sido continuado, también ha sido lentísimo. En 2011 un 29% del alumnado recibía la enseñanza en valenciano y, cinco años después, sólo lo hace un 38%. Entendemos que esto es debido a la debilidad del compromiso del gobierno del Partido Popular en la extensión del valenciano en el sistema educativo.
Y la opacidad de la administración sobre los resultados y la aplicación de la ley ha sido obstinada. Sin datos, sin valoraciones, sin consenso, sin planificación ni temporalización, la anterior administración planteó un falso dilema y parecía interesada al abrir una batalla sin sentido: inglés contra valenciano, castellano contra valenciano.
No ha existido continuidad, ni previsión. Sin un objetivo a corto y largo plazo que sea conocido y compartido por la comunidad educativa, sin planificación para conseguirlo, hemos llegado donde hemos llegado gracias al compromiso, buena voluntad y esfuerzo de los centros, las familias y el profesorado. También en las zonas de predominio lingüístico castellano.
El crecimiento, lento y desequilibrado, corre peligro de detenerse e incluso de empezar a involucionar. El alumnado que se escolariza en valenciano crece, pero lo hace muy lentamente: en veinte años el crecimiento ha sido de un 28% (del 10,2% al 38,4%). Las ilusiones y el compromiso de tanta gente: profesorado, alumnado, asesoras y asesores, técnicos, ayuntamientos, asociaciones cívicas, sindicatos, partidos políticos, y todos los esfuerzos invertidos en hacer posible un avance significativo en el aprendizaje del valenciano, pueden entrar en fase de regresión.
Necesitamos un modelo de plurilingüismo efectivo, que garantice el dominio en igualdad de condiciones de las dos lenguas oficiales, así como el conocimiento de una tercera lengua. STEPV continuará trabajando por la normalización del valenciano en el sistema educativo y en la sociedad en general por lo cual consideramos que hay que generalizar los programas de enseñanza en valenciano y disponer de medios de comunicación en nuestra lengua.
En este país, una sociedad moderna donde el plurilingüismo es un hecho que suma, incorpora y crea oportunidades laborales y económicas, la vertebración social y territorial se tiene que hacer tomando como base una lengua, la propia, respetando la lengua familiar de cada ciudadano. Así es sentido por la misma sociedad, como demuestra el incremento continuo de demanda de enseñanza en valenciano.
Tendremos que exigir al nuevo gobierno el compromiso con la revitalización del vigor social del valenciano para enderezar la situación de la lengua. Ahora nos jugamos el futuro de la lengua en todos los ámbitos. La normalización tiene que avanzar y no podemos demorarnos más.

5. Propuestas del Sindicato

El valenciano, lengua propia y cooficial del País Valencià, según el Estatuto de Autonomía y la Ley de Uso y Enseñanza del Valenciano, no recibe la protecció que la ley le reserva, ni el impulso institucional global y sostenido a favor de su extensión y de su uso.
Quien ha gobernado desde hace años con mayorías absolutas no sólo no ha impulsado el uso del valenciano en la enseñanza y en otras ámbitos sociales, sino que ha obstaculizado su extensión. Así, ha sido necesario que se exigiera el cumplimiento de la ley desde todos los ámbitos, y ha sido necesario el compromiso del profesorado, padres y madres, claustros, juntas de personal, consejos escolares, etc. Una parte de la sociedad valenciana ha tenido que exigir día a día de la administració el respeto a un derecho y el cumplimiento de la ley.
El anterior gobierno del PP, más partidario del monolingüismo –castellano– que del bilingüismo –valenciano/castellano– de la LUEV, se proclamó firme defensor del plurilingüismo, pero de un modelo plurilingüe en que la introducción de las otras lenguas en el sistema educativo se ha hecho en detrimento del valenciano. El decreto de plurilingüismo partía de la falsa premisa que el valenciano y el castellano están en igualdad de condiciones, y no planteaba el modelo adecuado para dar cumplimiento a los objetivos educativos de nuestro ordenamiento legal. Tampoco partía del conocimiento pedagògico contrastado para situaciones lingüísticas parecidas a la nuestra. Por ello, hay que retirarlo y comenzar la negociació a partir de los elementos aportados por todas las partes que intervienen.
Para modificar el actual modelo de enseñanza plurilingüe hay que hacer un análisis de la situación a que se ha llegado desde que viene aplicándose la LUEV. No hace falta decir que esta ley, de 1983, es obsoleta y no responde a las necesidades de la sociedad valenciana actual. Hace falta una nueva ley -de igualdad lingüística- que situe nuestra lengua en igualdad de condiciones con el castellano, no sólo en el ámbito educativo, sinó en el conjunto de la sociedad valenciana.
La base legal y la base pedagógica definen la ámbito en que se tiene que tratar la cuestión y, por lo tanto, contribuyen a que las decisiones políticas consiguientes sean las más acertadas y solidas, al mismo tiempo que aleja una eventual utilització partidista.
Cualquier plan plurilingüe aplicado a nuestro sistema educativo tiene que tener como punto de partida que el alumnado valenciano, en primer lugar, ha de conseguir el objetivo de dominar el valenciano en igualdad de condiciones respecto al castellano.
Nos encontramos en una situación en que el sistema de educación público no sólo no actúa como garantía de igualdad de oportunidades del alumnado, sino que facilita la discriminación por cuestión de lengua, y consolida un sistema fracturado y discontinuo.
STEPV considera imprescindible:
  • Convertir el valenciano en el núcleo configurador del currículum lingüístico y académico, com lengua de integración y cohesión de la comunidad educativa, normalizar su uso en el funcionamiento administrativo, académico y social, e irradiar este uso normal hacia el entorno del centro.
  • Proporcionar a los alumnos y las alumnas una competència plurilingüe que comprenda el dominio profundo y equilibrado de las dos lenguas cooficiales, el dominio funcional de dos lenguas extranjeras y el contacto enriquecedor con las lenguas y culturas no curriculares pero propias de una parte del alumnado.
  • Acelerar el incremento de la enseñanza en valenciano, lo cual exige una revisión de los programas para todo el sistema: los objetivos de conocimiento igualitario de ambas lenguas oficiales sólo se consiguen con los programas de enseñanza en valenciano.
  • Consolidar y extender la enseñanza en valenciano en secundaria, bachillerato y ciclos formativos.
  • Distribuir de manera equilibrada entre las redes pública y privada. Hace falta que el sector privado, financiado con dinero público, asuma lo que le corresponde, y se responsabilice de su peso demográfico y territorial. Sin la enseñanza privada concertada, hoy por hoy, no se pueden producir avances significativos en las areas urbanas.
  • Un mayor equilibrio territorial: la diferència en la extensió de los programas de enseñanza en valenciano entre Castelló y Alacant exige una planificació de objetivos que superen la voluntariedad.
  • Garantizar que en los territorios de predominio lingüístico castellano todo el estudiantado curse la asignatura de valenciano sin más excepciones que las que se aplican para eximir de castellano, y prever una tendencia ascendente de asignaturas en valenciano a medida que se avanza con la edad y los cursos.
  • Atender la demanda de enseñanza en valenciano donde se produzca, sobre todo en los tramos iniciales de infantil, pero también en ESO, bachillerato, ciclos formativos o universidad.
  • Iniciar una planificación para la catalogación de los puestos de trabajo pendientes: los de las escuelas oficiales de idiomas y los de las enseñanzas artísticas (conservatorios elementales, profesionales y superiores de música y danza, escuelas de arte y superiores de diseño y cerámica, y escuela superior de arte dramático).
  • Diseñar un sistema adecuado para el seguimiento y la evaluación de los programas.

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