dimarts, 20 de setembre del 2016

En defensa de Internet

Carlos Javier Bugallo Salomón


05/05/2016
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En defensa de Internet

 Una de las últimas travesuras dialécticas del ocurrente Juan Luis Cebrián ha sido descalificar ‘in toto’ al fenómeno de Internet, diciendo que “la Red está llena de mentiras, calumnias, insultos y estupideces”, a la que contrapone el ejemplo de medios de comunicación como El País, “de independencia y calidad probada” (El País, 28/09/2015). Es cierto que no todo lo que circula en Internet es trigo limpio, pero lo mismo se puede decir de la prensa escrita y de la televisión. Además, el periódico El País ya no es ejemplo de nada: ni de independencia, al ser propiedad de accionistas-banqueros, ni de calidad democrática al haber dado cobertura moral a golpes de estado en Ucrania y en Venezuela. Con independencia de la opinión que se tenga de los Gobiernos de estos países, lo que se ha hecho con ellos es una canallada, similar a la de justificar el alzamiento de Franco. A Cebrián le sienta bien esa memorable afirmación del dramaturgo Enrique Jardiel Poncela: “Las personas inmorales dan consejos morales”. Y me parece que Cebrián es ya un sosias del ‘Ciudadano Kane’ de Orson Welles, y ‘El País’, del ‘New York Inquirer’. 
Pero si Cebrián escupe sobre Internet y la denigra, no es sólo por ser un ‘business man’ fracasado que dirige un emporio carcomido por las deudas; también lo hace por ser uno de los representantes más conspicuos de una élite de mandarines que vive en un franco climaterio intelectual, pues no entienden el mundo en el que vivimos y sólo dan testimonio de estupor, ira y chochez (por supuesto no todos los intelectuales ‘seniors’ dan síntomas de senilidad: algunos, como José Luis Villacañas, o también Vicenç Navarro, deberían ser un modelo para las jóvenes generaciones). En fin, las diatribas de Cebrián contra Internet recuerdan a las de la Iglesia Católica contra la imprenta de Gutenberg, que culminó con la edición del ‘Index librorum prohibitorum’ (siglo XVI), y en el que se condenó a autores como Rabelais, La Fontaine, Copérnico, Descartes, Balzac o Zola, por citar sólo unos pocos autores. 
Pero tan absurdo es vilipendiar la Red –en calidad de fenómeno de transmisión cultural- como hacer una burda apología de la misma. La informática e Internet son hoy el vehículo de una Tercera Revolución Industrial, por lo que plantean numerosos y grandes peligros, así como fantásticas oportunidades. Es por ello que me ha parecido oportuno presentar un documento para el presente Debate, donde hago una somera valoración del tema. Es sólo un esbozo, escrito por alguien que para nada es un experto en la cuestión.
Carlos Javier Bugallo Salomón


05/05/2016
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